Los líderes de la región han sido mucho más críticos con la campaña militar de Israel en Gaza que sus pares de Europa y América del Norte
Si bien América Latina tiene el privilegio de estar alejada de los grandes focos de tensión geopolítica, la región no escapa de la polarización global que desató la guerra entre Israel y Hamas, generando un debate público cada vez más caldeado y virulento. En parte, eso se debe a que en numerosos países latinoamericanos las discrepancias frente al conflicto en Medio Oriente coinciden mayormente con las líneas que dividen a los partidos políticos locales, a diferencia de lo que ocurre con la guerra en Ucrania, frente a la cual izquierdas y derechas comparten posiciones relativamente similares.
En ciertos aspectos básicos del conflicto en Medio Oriente, la izquierda y la derecha tienden a coincidir: la abrumadora mayoría de los políticos condenó los ataques perpetrados por Hamas el 7 de octubre, con excepción de Cuba, Nicaragua y Venezuela. La mayoría de los países latinoamericanos, más allá de la orientación política de su gobierno, también reconocen diplomáticamente el Estado palestino. Y a diferencia de la mayoría de Europa y Estados Unidos, la mayoría de los países latinoamericanos no declaró a Hamas como organización terrorista, aunque numerosos gobiernos de América Latina -Brasil, la Argentina, Colombia, Guatemala, y Ecuador- sí calificaron de “ataques terroristas” los hechos del 7 de octubre.

Los seguidores del ultraderechista bolsonaro apoyan la ofensiva israelíAP
Pero hasta ahí llegan las coincidencias. Un buen ejemplo es Brasil: muchos seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, cuyo gobierno priorizó el fortalecimiento de las relaciones con Israel, incluyeron la bandera israelí en su perfil de cuenta de la red social X, y el propio Bolsonaro manifestó un contundente apoyo a Israel desde el inicio de la guerra. Del otro lado, el Partido de los Trabajadores (PT), siempre mostró simpatía por la causa palestina, y muchos de los máximos funcionarios del actual gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva criticaron duramente la respuesta militar de Netanyahu a los ataques del 7 de octubre. No solo eso: el PT aprobó una resolución donde acusa a Israel de “genocidio”.
Si bien Lula condenó los ataques de Hamas y utilizó la palabra “terrorismo”, también expresó su preocupación por el aumento de las muertes de civiles en Gaza, y más recientemente argumentó que la respuesta de Israel fue “tan grave” como el ataque de la agrupación extremista. En los últimos tiempos, los lazos entre Brasil e Israel se tensaron, tras la reunión de Bolsonaro con el embajador israelí y después de que Israel filtrara información sobre la operación que preparaba la policía brasileña para desmantelar una célula sospechosa de Hezbollah que preparaba atentados terroristas, filtración que mereció una condena pública por parte del ministro de Justicia de Brasil.
En la Argentina, el candidato ultraderechista Javier Milei, que prometió trasladar la embajada argentina en Israel a Jerusalén -algo que Bolsonaro también prometió, aunque finalmente sólo abrió en esa ciudad una oficina comercial-, expresó un fuerte apoyo a Israel. Después de condenar inequívocamente los ataques de Hamas, el actual gobierno de la Argentina fue adoptando una actitud cada vez más crítica hacia los ataques de Israel contra el grupo islamista en Gaza.
Javier Milei se autoproclama un fan incondicional de IsraelCaptura de pantalla
Tras el ataque de Israel a un campo de refugiados, a principios de noviembre, la Cancillería argentina señaló que “nada justifica la violación del derecho internacional humanitario y la obligación de proteger a la población civil en los conflictos armados”. Ese posicionamiento fue duramente criticada por la DAIA, una de las organizaciones que representa a la comunidad judía.
En la Argentina, que tiene la mayor población judía de América Latina -unas 200.000 personas-, el conflicto removió el recuerdo de los ataques terroristas que sufrió el país, incluido el de 1994 contra la sede de la AMIA, donde murieron 85 personas y 300 más resultaron heridas, un hecho ampliamente atribuido a Hezbollah. Entre los desaparecidos y rehenes de Hamas en el actual conflicto en Gaza hay 21 argentinos, más que de cualquier otra nacionalidad latinoamericana.
Denuncias
El presidente de Chile, Gabriel Boric, reconocido por su principismo diplomático, el 31 de octubre convocó al embajador de Chile en Israel y denunció las “inaceptables violaciones al derecho internacional humanitario” por parte de Israel. La postura de Boric fue fuertemente rechazada por el líder opositor ultraderechista José Antonio Kast, que dijo que Hamas ahora “celebraría” la postura chilena. Chile es hogar de la diáspora palestina más grande fuera de Medio Oriente.
Los acontecimientos han sido decididamente más turbulentos e igualmente polarizantes en Colombia, donde el presidente Gustavo Petro compartió en sus redes sociales numerosas críticas a Israel, donde lo acusó de cometer “genocidio” y causó revuelo al comparar la Franja de Gaza con el Gueto de Varsovia, y a Israel, con la Alemania nazi. La postura de Petro hizo que Israel suspendiera la cooperación con Colombia en materia de defensa y ha llevado a doce excancilleres colombianos a publicar una carta abierta donde acusan a Petro y a la Cancillería de “apartarse de manera radical de la tradición de nuestro país por al derecho internacional y el multilateralismo”.

Luis Arce, presidente de Bolivia; Gabriel Boric, presidente de Chile, y Gustavo Petro, presidente de Colombia
El gobierno de Colombia retiró a su embajador de Tel Aviv. Dos días después, Honduras hizo lo mismo. Bolivia fue aún más lejos, y directamente rompió relaciones diplomáticas con Israel.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador adoptó una postura de no intervención en el conflicto, típica de su enfoque general en materia de política exterior, y descartó cortar los lazos diplomáticos con Israel o adoptar cualquier posición “más allá del llamado a la paz”. Sin embargo, en la ONU, México criticó con dureza al gobierno de Netanyahu por su estrategia militar.
Por el contrario, los gobiernos de la derecha latinoamericana mostraron un mayor grado de apoyo a Netanyahu. Paraguay, uno de los pocos países latinoamericanos que designa a Hamas como organización terrorista, ha sido uno de los más firmes partidarios de Israel en la región, y recientemente anunció el traslado de su embajada a Jerusalén.
Junto con Guatemala, Panamá y Ecuador, todos gobernados por gobiernos de derecha, Paraguay fue uno de los pocos países que no votó a favor de una resolución de la Asamblea General de la ONU contra los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados, considerados ilegales por la mayoría de los países del mundo. Uruguay también se abstuvo de votar por dos importantes resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas con críticas a Israel.
La divergencia de posiciones respecto del conflicto en Ucrania entre América Latina y los miembros de la OTAN ya habían causado graves fricciones en las relaciones bilaterales entre ambos bloques, que se hicieron particularmente visibles durante la Cumbre de la CELAC de este año en Bruselas. Y ahora el conflicto entre Israel y Hamas amenaza con abrir otra grieta entre los mandatarios de la “marea rosa” latinoamericana y muchos de sus pares de Europa y Estados Unidos.
Por Oliver Stuenkel
Fuente LN